EL PERIODISMO

El periodista es el que ejerce la profesión de informar y comunicar. El comunicador es el que lo consigue; no siempre se dan las dos figuras en una misma persona. El periodismo como ejercicio profesional se ha movido en un debate interno que oscila entre dos polos: el oficio y la profesión. Para el oficio no hací­a falta más que «un bolí­grafo y cara dura», apuntaba Miguel Delibes; mientras que para la profesión hace falta un cuadro más completo de formación, de regulación, de atenerse a unas pautas de trabajo, de tener un comportamiento ético inherente a la actividad informativa.

En España, la enseñanza universitaria se inicia en 1972, gracias a la Ley 14/1970, en cuyo cuerpo se puede leer:

«Los estudios de periodismo y demás medios de comunicación social se incorporarán a la educación universitaria en sus tres ciclos y titulaciones, de diplomado, licenciado y doctor, y serán impartidos en la universidad sin perjuicio de aquellos que sólo requieren la capacitación que otorga la formación profesional en cualquiera de sus grados. Queda autorizado el Gobierno para dictar las disposiciones precisas con el fin de que su regulación orgánica y docente se realice de acuerdo con las caracterí­sticas singulares y especí­ficas de estos estudios.»

Desde entonces, el número de facultades de Ciencias de la Información, en primer término, las de comunicación audiovisual y publicidad y relaciones públicas, ha crecido considerablemente en España.

Ser periodista y hacer periodismo tampoco siempre van de la mano, es necesario seguir aprendiendo una vez se han finalizado los estudios en la Universidad. El periodista David Randall afirma que:

«El equipo fundamental de un reportero es el que está dentro de su cabeza. Parte de sus actitudes serán instintivas, otras las habrá aprendido sin esfuerzo en las aulas o en un instante en una sala de redacción, pero la mayorí­a de estas capacidades y herramientas se van desarrollando a lo largo de muchos años de experiencia» (1999, pág. 42).

Luego, cada periodista tendrá su tendencia, preferencias y/o prioridades. Charles Tatum sólo busca el sensacionalismo: «Se tratar todo tipo de noticias y, si no las hay, salgo a la calle y muerdo a un perro»; la verdad es el nivel al que aspira Warren Justice (desde luego no le cabe mejor apellido): «Al pan, pan; y al vino, vino». Lo cierto es que el periodista debe conocer los fundamentos de su profesión (esa técnica que, según Juan Luis Cebrión, primer director del diario El Paí­s, se puede enseñar a cualquier zoquete en tres meses), pero también requiere de hábitos intelectuales y morales, que requieren de una salida formación por parte del periodista.

El profesor Galdán es uno de los escasos autores que se ha adentrado en el estudio profundo de las actitudes del periodista. Comprometido con un ejercicio profesional que supere los postulados objetivistas, plantea que el periodismo es un: «Saber prudencial que consiste en la comunicación adecuada del saber sobre las realidades humanas actuales que a los ciudadanos les es útil saber para actuar libre y solidariamente» (1994, pág. 244). Para desarrollar este saber prudencial, el autor sugiere tener un sentido realista, un sentido retórico y un sentido documental.

El periodista croata y profesor de periodismo Luka Brajnovic elaboró en Pamplona, al término de su carrera periodística, una clasificación de periodistas y cómo son sus textos, agrupándolos en seis conjuntos, a los que denominó: conservador, progresista, amargado, contestatario, clandestino e independiente. Su visión refleja también una cierta evolución del periodismo en el siglo XX.

Al igual que Brajnovic, soy de la opinión de que el mundo necesita periodistas independientes, aquel que «existe, trabaja, sufre y es consciente de su deber». Una persona que puede aprender de todos, incluidos los cinco tipos de periodistas anteriores: del conservador, su responsabilidad; del progresista, su ahí­nco por no oxidarse; del amargado, el rechazo a la indiferencia; del contestatario, cómo evitar el triunfalismo y la autocomplacencia; y de los clandestinos, la capacidad de ser inoportuno cuando están en juego los principios fundamentales y la libertad de las conciencias. Por tanto, el sexto periodista tiene amplitud de miras, «se realiza haciendo un vigoroso periodismo», un periodismo que permita a la sociedad avanzar hacia delante, hace lo que es bello y noble. Es un periodista que busca las causas de los elementos informativos, no tiene una actitud «funcionaril», considera cada dificultad como un reto que debe superar. A la hora de criticar no se conforma con lo inmediato, con soluciones mediocres, con verdades postizas.

EL PERIODISMO EN EL QUE VIVO

Llevo ejerciendo esta bendita profesión desde los 17 años, en aquellos años me preocupaba más saber si valía para esto, viví­a en una aventura continua por comunicar y especializarme en algo concreto. Era algo que prioricé a tener el título de Periodismo colgado en la pared y ser una más. Confieso que, con los años, por orgullo propio y por el infinito respeto que le tengo al Templo del Saber (la Universidad), decidí­ matricularme en Periodismo para completar mi formación práctica adquirida con el ejercicio profesional, pues es evidente que la formación teórica es básica. No obstante, se trata de una profesión que se aprende en una redacción, en la calle y gastando muchas suelas de zapatos.

He conocido a grandes periodistas no titulados y, mucho de lo que sé, se lo debo a ellos. A mi me gusta esta profesión porque te relaciona directamente con un sentido amplio y social de la justicia. Siempre he dicho que el buen periodista lleva un poli malo dentro (guiño y sonrisa), especialmente en las tareas de investigación que compartimos con frecuencia, aunque cada uno desde su gremio y hasta donde podemos llegar.

Es una profesión que me apasiona y que me hace feliz. No obstante, echo en falta una regulación, que no existe. Echo en falta una serie de normas jurídicas que amparen al periodista. Resulta harto curioso que, precisamente en la era de la comunicación, todo esto vaya tan lento…

Hay mucho por hacer aquí. Tienen que nacer nuevos «héroes» en esta profesión, gente que acabe con el estigma de que un Graduado en Periodismo sólo puede trabajar en los medios de Comunicación. Hay que sacar esa imagen de este profesional de la cabeza de la gente y decirles todo lo que puede hacer un periodista con sus conocimientos en nuestra Sociedad.