¿Estamos avanzando?

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Hace un par de días comentaba con un amigo de la comunidad científica el fuerte impacto de los M2M en los últimos diez años. A menudo, vamos tan deprisa, que se nos pasan las décadas y, con ellas, el tiempo de reflexión. Surgen nuevas necesidades y nuevas formas de consumo. Hoy en día podríamos estar debatiendo sobre ello semanas, porque «inventar», lo que se dice «inventar» en el siglo XXI, está siendo exquisitamente abrumador.

Realmente, ¿estamos avanzando?. Fue la pregunta en torno a nuestra conversación. «Claro que sí», le dije yo. Lo que pasa es que, además del universo en el que vivimos, cada individuo vive en uno del que no sale, uno propio, y éste solo abarca lo que cada uno conoce; todo lo demás que es desconocido, no existe para ellos. A esta conclusión llegó mucho antes que nosotros Albert Einstein, sin embargo, insisto, vivimos tan deprisa, que la lógica a menudo se inactiva por falta de atención a las cosas. Y lo cierto es que, por aquello de que no todos vivimos ni pensamos igual, unos vamos más adelantados que otros. Es la lucha diaria por el progreso.

Reconozco que estar continuamente estudiando me ayuda a mantener la alerta, esa que me niego a perder en un mundo donde cada día se pugna por acabar con el librepensamiento y la autocrítica, adoctrinando y manipulando acomodadas mentes humanas. La gravedad de la situación llega hasta el punto de que, solo ojeando comentarios en redes sociales, te das cuenta de que cada vez hay más ignorantes, personas que nunca experimentarán aquello que decía Sócrates: «The more I learn the less I realize I know«. Y que después concretaría Einstein: «The more I learn, the more I realize I don´t know«.

Debo reconocer que mi mente es un poco hipocondríaca (risas), no sabe vivir en espacios pequeños. De ahí la constante necesidad de andar ampliándose y afianzando conocimientos sobre los que basar mis pensamientos, es la gimnasia diaria de mis neuronas. Esto se lo debo a un Catedrático que me dio clases en la universidad, y que grabó a fuego aquello de «No opines si no sabes de las cosas. El conocimiento es poder«. Es muy común en la juventud caer en esto, preciosa edad en la que solo por asomar el cuello al exterior crees que lo has visto todo, pero es imperdonable ya cuando se llega a cierta edad.

Aún así soy mujer de fe. Quiero creer que, aunque tengan que pasar siglos, algún día la humanidad despertará, abrirá los ojos y tendrá una visión más amplia de las cosas. Quiero creer que algún día se acabará eso de vivir la vida ajena y la gente se centrará en aprovechar y exprimir la suya al máximo. Que sumando la creatividad de unos y otros, trabajando juntos, haremos cosas increíbles por el bienestar de todos. Realmente, necesito creer que algún día la educación y la formación será lo primero en todas las sociedades del mundo, que así nacerán nuevas mentes brillantes y nuevos héroes científicos. Sí, lo necesito, porque morir creyendo lo contrario sería lo mismo que dar por perdido el futuro de humanidad, con todo lo que tenemos que ofrecer y todo lo que debemos corregir en nuestro planeta todavía.

El Coronavirus es un saltamontes: de China al sur de Europa.

Rusia, la nación más poderosa del Mundo, solo tiene 20 afectados, de los cuales ya se han recuperado 3.

Según los datos ofrecidos por el Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas (CSSE) en la Universidad Johns Hopkins (JHU), estos son los casos globales de Coronavirus COVID-19 en el Mundo:

En España, según el ministerio de Sanidad, hablamos ya de 2.002 casos confirmados, 1.796 activos, 135 recuperados y 47 fallecidos. De los 2.002 infectados, la mitad está en Madrid. De los 126 pacientes en UCI, 102 están en Madrid.

Actualmente, hay un caso activo en Andorra y otro recuperado en Gibraltar.

Nuestros vecinos de Portugal no están teniendo mucha más suerte. En estos momentos luchan con 41 enfermos por coronavirus. Y, al igual que España, toman medidas de aislamiento, como cierre de colegios y cancelación de cualquier tipo de reuniones sociales.

En España, a pesar de que ha tenido tiempo y países como ejemplo para preparar la llegada del COVID-19, ni el Gobierno ni el Banco Central han tomado medidas a tiempo. El pasado domingo autorizaron la manifestación feminista del 8 de marzo y a los dos días, tras el consejo de ministros, anunciaban toda una batería de medidas que llegaban tarde, muy tarde, para atajar el problema de expansión y contagio del virus:

  • Prohibidos actos con más de 1.000 personas en Madrid, Vitoria, Labastida y la Rioja.
  • Suspensión de vuelos de Italia a España.
  • Suspendidos los viajes del IMSERSO
  • Celebración de eventos deportivos a puerta cerrada
  • La cuarentena será tratada como baja laboral , o más bien, incapacidad laboral transitoria.

La ineptitud de nuestros gobernantes nos lleva a menudo a callejones sin salida. Una vez más, tanto ministro sin cualificar, nos demuestra que tenemos otra crisis a la vuelta de la esquina. Así acaba de anunciarlo el BCE. Sin margen fiscal ni presupuestario, nos veremos pronto haciendo frente a una nueva crisis de «deudas», porque no tendremos dinero para hacer frente a las mismas sin ingresos.

Esto a las nuevas políticas de izquierda les da poco dolor de cabeza, ya que siguen viviendo en sus nuevas mansiones a costa del pueblo, pensando que con dar subvenciones para manifas a sus adeptos (como si estuviéramos en los años 20 del siglo pasado) , así se quita el hambre, se pagan facturas, hipotecas o se pagan matrículas de Universidad a los hijos. De guardar un poco para la Ciencia y la Investigación, ya ni hablamos.

Lo realmente asombroso es cómo ha sido posible que un virus que surge en China, ha podido saltarse a toda Rusia de este modo, (chapó por los rusos y sus magníficas barreras de defensa ante todas las crisis), y hacer el estropicio que ha hecho en Europa. Para mí que esto no es un virus, sino un saltamontes. Eso o empiezo a pensar que desde fuera tenemos una fama ya de imbéciles que han decidido que mejor nos liquidan a base de gripes, mientras compran nuestras empresas continuamente en recesión y se hacen poco a poco con nuestro territorio. En un par de décadas, a este paso, no quedarán europeos en Europa, porque estamos en manos de los que serán nuestra perdición.

PAÍSES QUE NOS HAN VETADO LA ENTRADA A LOS ESPAÑOLES

Curiosamente, por no cerrar las fronteras nosotros, ahora son otros países los que nos las han cerrado a nosotros: a los españoles. Estos países son: Rusia (por supuesto), Arabia Saudí, Vietnam y El Salvador.

El teletrabajo y las nuevas tecnologías ¿está España preparada?

El ministro de Sanidad sugiere el teletrabajo para pasar esta cuarentena. Pero, ¿están todas las empresas preparadas para adaptarse a este sistema? ¿Ha facilitado el gobierno en algún momento el acceso a las nuevas tecnologías en el Hogar?

Estamos acostumbrados a que nuestros jóvenes consuman el último modelo de iMac, pero normalmente no tienen conocimientos suficientes para distinguir si el terminal reúne un tipo de características en consonancia con las condiciones que tiene contratadas con su operador. Puede haberse comprado incluso un personalizado y resultar que el chaval vive en medio del desierto y que no tiene internet. De nada le sirve la tecnología. O que tenga la mejor wifi del planeta y que se compre el ordenador con 8 Gigas de Ram, porque era el que estaba de oferta, pero es que como era de marca…

Pero lo cierto es que la inmensa mayoría tiene un wifi normalito en casa, con a penas fuerza para ver la tele por cable y conectarte a internet a nivel usuario. Es decir, como quieran descargar algo muy pesado (con mucha calidad), se les corta. Ya no te digo si pretenden hacer videoconferencias; hacerse un skype con un amigo a 300kms sin que se le corte la conexión es todo un logro. No quiero imaginarme hablando con EEUU desde España, misión imposible. Además de las más caras, tenemos en España las peores telecomunicaciones del mundo a nivel de usuario. Contratar fibra óptica simétrica de 600MG, con servicios de nube, router, instalación y el paquete completo de canales de TV y entretenimiento, en compañías como Movistar está rozando los 140€/mes. Por lo tanto, eso dificulta que no todas las familias puedan acceder a internet con los mejores recursos tecnológicos. Sigue siendo para la clase media/alta.

«El gobierno debería preocuparse más porque cada hogar tuviera un buen ordenador en casa cada legislatura, y no comprarle una tablet y un móvil a cada diputado, que sí pueden costeárselos de su bolsillo. Y negociar con las compañías telefónicas tarifas más asequible para que, en la Era de la Comunicación, las personas puedan estar al día en Nuevas Tecnologías«.

Mamen Villalba. Especialista en Sistemas Inteligentes

Ahora ha sido el Coronavirus, pero teniendo en cuenta cómo es el ser humano, viviremos más situaciones difíciles y la humanidad debe estar preparada.

El Gobierno debe centrarse al 100% en la creación del Empleo y riqueza del país y hacer recortes en las altas esferas de las Administraciones, un político no puede ganar más de 3.000€ en un país con 5 millones de parados, y si lo hace está robando las Arcas del Estado. Porque de momento , ninguno ha demostrado estar lo suficientemente cualificado ni demostrado con méritos la justificación de esos sueldos.

Según está informando en estos momento el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, esta situación podría prolongarse de mes y medio a dos meses, por lo que tendremos que estar preparados y disponibles para cooperar y/o renunciar a próximas celebraciones masivas populares como puedan ser la Semana Santa o la Feria de Abril.

Oh! San Valentín, San Calentín!

Hoy es uno de esos días en el que no es nada recomendable abrir las redes sociales. No es que vayamos a descubrir nada nuevo, pero todo se percibe como en el Big Brother: magnificado.

El exagerao, exagera más que nunca, el mentiroso miente más que en toda su vida, el sabiondo está insoportable, y el negativo ya ni te cuento. El cornudo no, el cornudo es cascarón de huevo hoy, se le perdona todo al pobre hombre; hoy no cuenta. En definitiva, todos tratando de marcar su propia tendencia de lo que es estar enamorado.

Lo cierto es que lo que sí recomiendo es desconectar de todo lo que te diga o te imponga lo que tienes que sentir o hacer un día como hoy. Porque solo una sabe lo que lleva dentro, cómo y cuánto de fuerte te late la patata, si suspiras o no por alguien, por muchos o solo por ti misma, que también es lícito si es que es lo único que te sale.

Y es que ya hay demasiada gente haciendo un negocio de algo tan sagrado como es la libertad del individuo, del ser y sentir como le venga en gana. Faltaba más que hagamos literatura ya de ello, mucho menos maestros liendres tratando de filosofar y sentenciar todavía más para la posteridad.

El amor es algo demasiado importante y los seres humanos jugamos también demasiado con él. Así nos va. Y hablo del amor en el más amplio sentido de la palabra. Si de verdad fuéramos tan capaces de amar nos daría igual con quién se acuestan los demás, nos alegraríamos de la felicidad del prójimo cuando la alcanza, no trataríamos de hacerle la vida imposible al de enfrente o simplemente tendríamos bastante con nuestras vidas. Si de verdad el ser humano fuera capaz de amar, respetaría más, sería más tolerante con lo que no le incumbe, con lo que ni le va ni le viene.

Sin embargo, llaman países civilizados a aquellos en los que los individuos no matan por no tolerar o imponer culturas absurdas y sin sentido, por no llamarlo ya por su nombre al carecer de razonamiento científico en el siglo en el que estamos. Algo que llama cuanto menos la atención de los antropólogos, al observar que en la torcicera mente de las personas que habitan estas supuestas civilizaciones avanzadas, aún alimentan pensamientos negativos e intolerantes hacia sus semejantes, motivo por el que no se consigue la llamada civilización avanzada y seguimos estancados como sociedad.

El hombre debe liberarse de todos esos pensamientos y prejuicios para ser completamente libre y, hasta que no lo sea, no logrará crear una civilización avanzada, tolerante y una sociedad totalmente libre de prejuicios para convivir en paz con todos los pueblos del Mundo.

Hay millones de formas de amar, tantas como personas en el Planeta. Nadie siente, padece o se expresa igual a otra. Nadie tiene las mismas circunstancias, nadie camina sobre los mismos zapatos. Esto amplía mucho los caminos hacia la felicidad. Así que cada uno tenga el valor de encontrar el suyo. Sin complejos.

Feliz San Valentin a todos.

La noche de Reyes

Cuesta creer que hoy en día todavía seamos capaces de hacer posible la Noche de Reyes; nuestros padres y abuelos dejaron el listón muy alto. Y no precisamente por el nivel de regalos, no, ellos a penas alcanzaban para poder dejar un humilde regalo a cada hijo que, en la mayoría de las ocasiones, según me cuenta mi madre, era una muñeca de cartón, un balón de reglamento para los chicos y ropa para los más mayores. Nada de lujos. Quizás ese fuera el secreto, ahí estaba el valor tan grande de esta fiesta el siglo pasado: todo costaba tanto, tantísimo sacrificio conseguirlo, cualquier cosa costaba tanto tenerla, que el agradecimiento y la ilusión eran infinitas.

Hoy no. Hoy vivimos en el Mundo del «todo es posible y alcanzable«. Hoy los niños crecen sabiendo que, deseen lo que deseen, lo tendrán. Ningún sueño se queda sin realizar, por lo que crecen sin la necesidad de desarrollar un instinto de lucha (o al menos, la posponen) como sí lo hicimos las generaciones anteriores.

Los familiares de estos niños, entre los que me incluyo, nos hemos encargado de hacer un patético trabajo. Pensando que así le evitaremos sufrimientos. Como si el sufrimiento fuera malo del todo. Como si un poco de ese sufrimiento no nos hubiera hecho a nosotros hombres y mujeres maravillosos hoy en día, capaces de ser y estar donde estamos y a donde hemos llegado solos, sin ayuda de nadie. De repente, y sin saber por qué, nos ha dado a todos por querer evitar ese sufrimiento a nuestros pequeños, como si no fuera lo mejor que nos ha pasado a todos nosotros, como si no fuera necesario en la vida.

Y así, nos gastamos ingentes cantidades de dinero todos los años, pagas enteras (podría comprarme un coche a tocateja sumando todo lo que me he gastado en mi hermano pequeño durante todos sus reyes, cumpleaños y celebraciones varias).

Aún así, los ponemos a estudiar en exclusiva, sin que tengan que trabajar como hicimos la gran mayoría de mi generación, por ejemplo, para costearnos nuestros estudios universitarios sin pedirle dinero a nuestros padres. Y aún así, después de haber realizado el mínimo esfuerzo en sus vidas y no haber logrado todavía nada en esta puñetera vida con verdadero sacrificio y dolor, sin que nadie les financie nada, sin tener ellos que buscarse el dinero para poder estudiar, para irse y pagarse un alquiler en Sevilla o Madrid, para pagar luz, agua, matrícula de universidad, etc…, Estudiar con la tranquilidad de que no tienen que buscarse un curro donde te exploten al máximo y sin saber si te van a ingresar la nómina a tiempo, antes de que te pasen todos los recibos de gastos por el banco… Pues aún así, se atreven a medirse con generaciones anteriores, que no lo tuvimos nada fácil para lograr llegar donde llegamos solos y sin ayuda.

La culpa es nuestra, queridos amigos, nuestra y solo nuestra, por criar cuervos, esos que hoy nos sacan los ojos. Esos que hoy piensan que porque se les ha dado todo y lo tienen todo, tienen derecho a abrir la boca, a opinar de una vida de la que todavía no saben nada, de la que todavía no saben de qué va ni la respetan.

Así que si quieren a sus hijos, no les eviten el sufrimiento y no se lo den todo. Aunque puedan permitírselo. Realmente, espero que los Reyes Magos sean este año más sensatos y reine en todos los hogares el sentido común, porque durante unas décadas, sospecho que la sensatez la pudimos haber perdido.

Empecemos el año con buen pie.

Si es que lo de irte de bares después de las uvas a estas edades, pasa siempre factura, que ya no tiene una 20 años. Bueno, qué digo, con 20 años mi madre no me dejaba salir todavía, chiquilla, mi pobre padre tenía que hacer guardia a pocos metros del local, junto con otros padres, para recogerme a las dos horas de haberme puesto el trajecito ese con el que pasabas un frío polar inclasificable, que no se yo por qué demonios me compensaba tanto la negociación previa que comenzaba en agosto como si en ello se me fuera la vida, la bronca monumental a la desesperada en la que ganaba siempre mi madre por goleada el día anterior, y que no me daba ni para conseguir que la suela de los zapatos dejasen de patinar después de estrenarlos con escasos 4 bailes. Vamos, ríete tu de Cenicienta; mis amigas y yo corríamos más que ella y sin perder ninguna prenda por el camino. No me parece el cuento para tanto Príncipe, la verdad. Total, que por mucho que bebíamos en esas dos horas, no nos enterábamos de nada. Claro. Cuánta sabiduría tenían nuestras madres… Lo tenían todo calculado para que no llegáramos al coma etílico.

En cambio, mírame ahora. Una copita de nada y ya avisto barcos a mi alrededor (ahora con vikingos, totalmente influenciada por la serie, qué quieres que te diga, el subconsciente manda un 98%). Una se hace mayor para lo bueno y para lo malo.

Eso de «año nuevo, vida nueva», hija, perdona, será para algunos. Yo, desde luego, me he tenido que poner a tirar de la vida de siempre: limpia la mierda de la noche anterior, retoma el trabajo de mujer empresaria (/barra) autónoma (/barra), periodista impetuosa (la autocrítica, dicen que es sana), hija primogénita responsable, y un largo etc., de todo lo que llena mi ocupadísima vida y que no me deja tiempo para el deporte nacional: criticar la vida ajena, ni siquiera asomarme un poquito, porque me importan tres pimientos las intimidades de los demás. (Hay gente que no sabe aún que se puede vivir sin ello)

Así que hoy, me lo voy a tomar con calma. Hoy comienza el reseteo, nada nuevo, pero sí un reseteo, una especie de pacto conmigo misma, de respeto. Ese que no debemos perdernos nunca, por mucho que otros intenten que nos lo perdamos.

Hoy comienza otro «sprint», otro «claro que sí», otro «sigue adelante», otro «tramo del camino». Porque esa es la vida, un montón de tramos de un camino, y en cada tramo hay vida, hay esperanza y, sobre todo, hay todo lo que tú quieres que haya y lo que no quieras que haya. Porque hasta para esto último -que para la gente buena es lo más difícil del mundo-, hay que tomarse el tiempo necesario en cada tramo de este camino tan importante, que es nuestra vida.

Caminemos, pues.

Inclasificable

Resulta que, una vez en la vida, ocurre. Eres capaz de cerrar los ojos y sumergirte en un mundo donde hay pasadizos secretos que solo tu conoces, hacia unas escaleras de caracol que solamente suben, nunca bajan. Y así, llegas a un jardín radiante con olor a césped recién cortado donde, si caminas hacia los límites, ves que estás sobre un inmenso Castillo suspendido en el aire.

«Pedazo de trasto -te dices- ya lo has hecho otra vez».

«Pedazo de trasto» -te repites-, porque no es la primera vez- mientras miras lo alto de cojones que está del suelo… Y guardas la esperanza -porque nunca la pierdes- de no pegártela esta vez.

Es ese sentimiento inclasificable que le ve llegar, atravesando el umbral de tu vida por tus ojos, como si no hubieran paredes, ni puertas, ni cadenas que pudieran impedir ya su entrada en tu mundo. Ese mundo que has construido para compartir y ser feliz a tu manera, como tu nada más lo entiendes. Y ya no hay nada que detenga tus ganas de tenerle, de poseerle. Ya no hay vuelta atrás. A partir de ese momento, cualquier gesto o movimiento que haga este nuevo SER que se ha colado en lo más hondo de tus entrañas, por simple que sea, tendrá la facultad de sacudirte como a los olivos cuando van a recolectarles las aceitunas, de desnudarte sin ni siquiera tocarte un milímetro de tu piel. Y mientras sigas pensándole, mirarás de reojo a ese olivo con preocupación, porque a penas quedará ya una sola aceituna entre las ramas cuando quieras darte cuenta. Porque resulta que, aún no le tienes y le extrañas, como se extrañan las noches sin luna. Qué locura. Y qué maravilla al mismo tiempo. No hay nada más profundo, más auténtico, que deje más huella y que sea más delicioso, delicado y tierno para sentir en este universo.

Entonces, todo se transforma, y se anuncia a gritos dentro de ti como si hiciera falta que cada rincón de tu alma lo supiera por un tercero, como si cada célula de tu cuerpo no lo sintiera ya bombeando por todo el sistema circulatorio desde el primer momento en que se te cruzó en tu camino. Lo negro se torna gris, hasta que, poco a poco,  los días se van llenando de luces y colores. Las noches se saborean –in vino veritas– en copas de Riesling, afrutadas y florales del valle del Rin. Y no hay tiempo para deambular por bosques oscuros ni para guerras que no te aportan nada. Ahora, la única guerra que conoces está entre tus sábanas. A todas las horas posibles.

 

Estar viva

SER UNA LOCA…, y quien te conozca que te compre. Ser quien tú quieras ser, con quienes tú quieras ser, porque son quienes te van a hacer sentir lo inimaginable.

Pero SER siempre. Porque dejar la vida pasar SIN SER NADA, resuena a vacío tan fuerte y fiero dentro de una que es insoportable.

Es mejor SER TODO, que un poquito. Porque un poquito es NADA al fin y al cabo. Es preferible besar que intentarlo, es del todo mejor sentir el beso que dar media vuelta a la esquina con las ganas intactas y el pensamiento atormentado un día más. Hay tanto para SER que no caben tiempo perdido ni calendarios vacíos, no hay sitio para las dudas ni para prejuicios de bolsillo.

SER UNA LOCA. Que lo de loca te lo ponen por SER tanto. Así que me lo llamen, si, que yo no lo niego; que yo quiero SER, que yo lo de “loca” se lo adjudico a mis mariposas 🦋 🦋🦋🦋, capaces de volar y revolotear por donde les da la gana, con permiso y sin permiso…, las alas de mi coraje, hasta dónde mi corazón deshiele, hasta donde mi SER quiera sentir que estoy viva.

Sobre el cáncer: ¿71 años de investigación y aún sin cura?

Debo empezar reconociendo que llevo una semana dura tras la muerte de Bimba Bosé, pero no por ella, a quien no tuve el gusto de conocer personalmente (sí conozco a su tío Miguel) , sino por toda la  miseria (in)humana que recorre las redes (a)sociales; de todos los improperios que he leído, aún no se cuál se lleva la palma.
A mí esa gentuza no me preocupa, son gente «no identificada», infeliz y que no sabe lo que es el amor. A mí me preocupan ahora mismo sus dos hijas, que llorarán mares a su madre, aunque públicamente nos hagan creer que todo está bien, porque una madre es una madre, por mucha familia que se tenga alrededor.
 
Miren ustedes, estos días he llegado a leer de todo sobre el cáncer, todo tipo de insensateces sin argumentar, claro está, desde la ignorancia y la falta de rigor periodístico.
 
Una de las reglas básicas del periodismo es la argumentación. Pero bueno, no todo el que opina es periodista o está académicamente formado para dar lecciones de nada, ese es el gran peligro de las redes (a)sociales, que son un vertedero de (des)información donde cabe todo.
 
Hace unos días, consultaba la página de la Sociedad americana contra el cáncer  https://www.cancer.org/es/investigacion.html Estuve calculando el tiempo que llevan investigando sobre el cáncer: desde 1946. Y me pregunté, ¿71 años y aún no hay una cura total? No pude resistirme y empecé a hacer llamadas telefónicas. Hablé con médicos oncólogos e internistas, farmacéuticos, investigadores de Hospitales de Madrid y Navarra… Eso sí, ninguno me autoriza a revelar sus nombres, por lo que formará parte del secreto profesional en mi profesión. 
Una de las fuentes consultadas me decía:
<<Como médico me lo he planteado miles de veces, eso y tantas otras cosas. A veces sacan tratamientos de un día para otro como si nada, como si siempre hubieran estado ahí, y los que mandan decidieran cuándo es propicio sacarlos.>>
Tras casi dos horas de conversación, me quedé con la siguiente conclusión.
 
En la prehistoria, los seres humanos morían de frío, o al enfrentarse a las bestias para cazar; también morían de hambre si no lograban comer. Posteriormente, se enfrentaban a las plagas, a las enfermedades infecciosas y morían porque no había antibióticos.  Para que nos entendamos, siempre había algo que hacía un barrido de gente y que, de este modo, formaba parte del ciclo natural de la vida. 
 
Ahora somos capaces de dar respuesta a todos aquellos problemas para no morir, pero lo que es cierto es que, si nacemos y no morimos, el planeta tierra no podría dar cabida a tanta gente. Para compensar la seleccion natural de Darwin que «de algun modo» nos hemos cargado con los avances en medicina, surgen nuevas enfermedades y la naturaleza ha respondido con el cáncer.
 
Pero ahora viene la segunda parte de la conclusión, en la que concluyo yo sola. Si fuimos capaces de poner remedio a todo lo anterior, ¿quien nos dice que no hayamos puesto ya remedio al cáncer? Y, de ser así, ¿quién o quiénes tienen la fórmula? ¿al alcance de quién está y al alcance de quién no? Es evidente que tienen que morir famosos, políticos, personajes públicos en general para que todos creamos que no se puede curar, por  lo que de existir una curación, está bajo llave.  
Siguiente cuestión. Si curáramos el cáncer, ya casi nada nos detendría de vivir mucho. La gente se animaría a tener más hijos y los medios ya escasearían para todos los que somos, empezando por el mercado de trabajo.
 
Tal vez la respuesta sea, desgraciadamente, por un lado, que los médicos son los últimos monos en todo esto, por mucho que se lleven los problemas de sus pacientes a casa y les dediquen horas de más; posiblemente, estemos señalando con el dedo a la gente equivocada. Y, por otro lado, que a los que mandan , no les interesa ahora mismo curar el cáncer.

Levantarse por la mañana, café, tostadas y periódicos

Levantarse por la mañana con las noticias de la radio, dirigirse a la ducha con los ojos cerrados y sin tropezar porque la rutina diaria te lleva literalmente de la mano. Dejarse caer en la pared de la bañera mientras el agua trata de espabilarte un poco y, todo esto, hasta que ya tienes suficiente activos los sentidos como para elegir el aroma del gel que necesitas para ese día (hay quienes tenemos ese tipo de manías).

Al fin con los ojos abiertos. No parecen muy buenas las noticias del día: cuándo pasará algo bueno para que podamos contarlo (me dice el pensamiento). Me visto, me seco el pelo, me maquillo y me echo perfume.

No hay mucho tráfico a estas horas yendo en moto. Aparcar, entrar en la cafetería, pedir un café y tostadas y coger los periódicos. Este es el pan nuestro de cada día.